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Novena de Navidad

Villancicos

Día 3

Benignísimo Dios, Padre de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mayor prenda de tu amor, para que encarnado, y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese  en un pesebre para nuestra salvación. Te damos gracias por tan inmenso beneficio.

 

En acción de gracias te ofrecemos, Padre, nuestro deseo sincero de reconciliación y de paz, manifestado en el compromiso de cada colombiano por un trabajo conjunto que nos permita superar las diferencias; podamos respetarnos y reconocernos como hermanos.

 

Dispón nuestros corazones al perdón para no dejarnos vencer del odio y la venganza que agitan la violencia, que nos sumen en un ambiente de  desconfianza y nos desaniman  en la construcción de la paz.

Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nosotros una ocasión oportuna para renovar nuestra fe y vivirla en comunidad.

 

Amén. (Se reza tres veces Gloria al Padre)

Lema

Arriesgarme por el otro es construir la armonía

La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo.

 

Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto.

Así lo tenía planeado, cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo.

 

Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.»

Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros.»

 

Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer

Hecho de vida

La vida cotidiana nos presenta situaciones que nos hacen sentir temor y temblor, hay realidades que debemos enfrentar pero no de cualquier manera, no buscando el mal del otro, sino abriendo las puertas del entendimiento, con una valentía humana que en la experiencia de Dios es fortaleza. Esa fortaleza nos ayuda a encarnar un amor profundo del cual san José nos da testimonio.

 

José entra en conflicto. Reflexiona, discierne y toma finalmente una decisión: dejar libre

a su esposa renunciado a efectuar el “repudio” al que legalmente tenía derecho. La intención de proceder “en secreto”, y no ante dos testigos –la forma oficial que mandaba la Ley–, está unida al calificativo que se le da a José: “era justo”. Por una parte, poner “en evidencia” pública el caso, mediante una denuncia, implicaba abandonar a su propia suerte y desprecio general de la población a su amada. El repudio de la novia la deshonraba para toda la vida. Por otra parte la “justicia”, que lo lleva a calcular una acción según el criterio del mal menor, deja entender que la base de su decisión está relacionada con la búsqueda de la voluntad de Dios. Abandonando el pensamiento de odiar, repudiar, excluir en secreto a María, la toma consigo, porque ahora sus ojos ven en ella la obra de Dios.

 

El retrato interior que se nos da de José, aún en medio del conflicto, es el de un hombre con una gran sensibilidad espiritual, de una admirable fortaleza en la que resplandece el amor profundo, que dialoga, entiende, perdona, se sacrifica, hace renuncias. Estas son las características de una sociedad nueva, capaz de mirar con fe y fortaleza el futuro, no sigue su propio proyecto, sino que se confía totalmente a la infinita misericordia de Aquel que todo lo transforma con su Palabra.

 

No escondamos por temor o cobardía nuestros deseos profundos de paz y reconciliación; un cristiano auténtico se calza las sandalias del evangelio de la Paz y la reconciliación.

 

Con fortaleza soy capaz de vivir en Paz y en Armonía. 

Dios nos da la fortaleza para el amor profundo

Oración para todos los días

Signo

Ubicar el crucifijo en un lugar visible como máximo testimonio de fortaleza

Proclamación de la Palabra: Mateo 1,18-24

Reflexión

Compromiso

Respetar y creerle al otro cuando decide asumir un desafío en favor de la humanidad

Villancicos

Se cuenta que un soldado de Alejandro Magno cada vez que partía para la guerra con todos los demás, se escondía y permanecía escondido; y sólo salía cuando regresaban triunfantes su jefe y sus compañeros.

Pero una vez Alejandro se dio cuenta del engaño.

Lo llamó y le preguntó:

- ¿Cómo te llamas, soldado?

- Me llamo Alejandro.

- ¿De modo que tienes el mismo nombre mío?

- Sí, señor.

- Pues, entonces, o cambias de conducta o cambias de nombre, porque uno que se llame Alejandro no puede ser cobarde sino valiente. 

Conferencia Episcopal de Colombia

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