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Novena de Navidad

Villancicos

Día 6

Benignísimo Dios, Padre de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mayor prenda de tu amor, para que encarnado, y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese  en un pesebre para nuestra salvación. Te damos gracias por tan inmenso beneficio.

 

En acción de gracias te ofrecemos, Padre, nuestro deseo sincero de reconciliación y de paz, manifestado en el compromiso de cada colombiano por un trabajo conjunto que nos permita superar las diferencias; podamos respetarnos y reconocernos como hermanos.

 

Dispón nuestros corazones al perdón para no dejarnos vencer del odio y la venganza que agitan la violencia, que nos sumen en un ambiente de  desconfianza y nos desaniman  en la construcción de la paz.

Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nosotros una ocasión oportuna para renovar nuestra fe y vivirla en comunidad.

 

Amén. (Se reza tres veces Gloria al Padre)

Lema

La esperanza nos ayuda a vivir en Armonía

Porque solamente en esperanza estamos salvados. Ahora bien, cuando se ve lo que se espera, ya no se espera más: ¿acaso se puede esperar lo que se ve? 

Afirma san Pablo «…en esperanza fuimos salvados”, (Romanos 8,24). “Según la fe cristiana, la «redención», la salvación, no es simplemente un dato de hecho. Se nos ofrece la salvación en el sentido de que se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino” (Spe Salvi, 1).

 

Indudable que el panorama de nuestro país es fatigoso, pero en medio de nuestra gente, de la cultura, del accionar humano está la estrella de la esperanza que no nos abandona y que nos dice que vale la pena recorrer el camino que nos conduce a la Paz y a la Armonía. Esa estrella de la esperanza es Cristo y en Él creemos.

 

Nunca perdamos la esperanza. Jamás la apaguemos en nuestro corazón. El «dragón de los conflictos», existe en nuestra historia, pero no es el más fuerte. El más fuerte es Dios, y Dios es nuestra esperanza, y la esperanza se relaciona prácticamente con la virtud de la paciencia, que no desfallece ni siquiera ante el fracaso aparente, y con la humildad, que reconoce el misterio de Dios y se fía de Él incluso en la oscuridad. 

 

Con Cristo que es nuestra Esperanza, soy capaz de vivir en Paz y Armonía.

La esperanza verdadera y segura está fundada

en la Fe en Dios Amor

Oración para todos los días

Signo

Repartir una semilla a cada participante de la Novena

Proclamación de la Palabra: Romanos 8, 24

Hecho de vida

Reflexión

Compromiso

Ofrecer un lenguaje propositivo que avive la esperanza

por una Colombia reconciliada

Villancicos

Cierto día las estrellas se acercaron a Dios y le propusieron: Señor, nos gustaría vivir en la tierra, convivir con las personas. Entonces Dios les concedió lo que pedían y las hizo pequeñitas, tal como se ven de lejos, para que pudieran bajar a la tierra.

Algunas se acurrucaron en las torres de los templos, otras se fueron a jugar y a correr junto con las luciérnagas por los campos. La tierra quedó, maravillosamente iluminada. Pero con el correr del tiempo decidieron abandonar a los hombres y volver al cielo, dejando a la tierra oscura y triste.

¿Por qué volvieron?, preguntó Dios. Señor, nos fue imposible permanecer allí porque existe mucha violencia, miseria y hay mucha injusticia.  Claro, respondió Dios; ustedes pertenecen aquí, la tierra es un lugar transitorio. Allí nada es perfecto. Estando en esas dijo Dios: me falta una estrella ¿dónde estará?

Un ángel le respondió: decidió quedarse entre los hombres. Descubrió que su lugar es exactamente donde existe la imperfección, donde hay límites, donde las cosas no van bien, donde hay dolor. ¿Qué estrella es esa?. Es la Esperanza, Señor, le respondió el ángel. Y cuando miraron para la Tierra la estrella no estaba sola: la Tierra estaba nuevamente iluminada porque había una estrella en el corazón de cada hombre.

Conferencia Episcopal de Colombia

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