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Novena de Navidad

Villancicos

Día 1

«Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo:

"Hijo, vete hoy a trabajar en la viña."

Y él respondió: "No quiero", pero después se arrepintió y fue.

Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: "Voy, Señor", y no fue.

¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?» - «El primero» - le dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios.

Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él.

Hecho de vida

Cuando Jesús estuvo en la tierra, un intérprete de la ley le preguntó: “Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas” (Mateo 22, 36-40).

 

De la Palabra de Jesús aprendemos cuán importante es amar al Señor y a nuestro prójimo; pero, ¿cómo demostramos amor por el Señor? Jesús respondió a esa pregunta cuando dijo: “El que obedece mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre…” (Juan 14,21).

 

Cada uno de nosotros debería preguntarse ¿por qué obedezco los mandamientos de Dios? ¿Es porque tenemos miedo al castigo? ¿Es porque deseamos las recompensas de vivir una vida recta? ¿Es porque amamos a Dios y a Jesucristo y deseamos servirlos?

 

La obediencia surge de nuestro encuentro con el Señor; es un acto libre que me permite sentir la voluntad de Dios en mi vida, practicarla me devuelve la identidad de hijo del Padre Dios que sólo tiene cosas buenas para mí, es camino de crecimiento porque en él se realiza mi vida obedeciendo como hijo al plan de Dios. La obediencia me hace servidor.

 

Obedeciendo soy capaz de vivir en paz y armonía.

La obediencia  camino de paz y armonía

Oración para todos los días

Signo

Los participantes dialogan sobre aquello que más le cuesta obedecer

Proclamación de la Palabra: Mateo 21, 28-32

Compromiso

Mejorar mis actitudes y comportamientos frente a la obediencia.

Villancicos

Benignísimo Dios, Padre de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mayor prenda de tu amor, para que encarnado, y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese  en un pesebre para nuestra salvación. Te damos gracias por tan inmenso beneficio.

 

En acción de gracias te ofrecemos, Padre, nuestro deseo sincero de reconciliación y de paz, manifestado en el compromiso de cada colombiano por un trabajo conjunto que nos permita superar las diferencias; podamos respetarnos y reconocernos como hermanos.

 

Dispón nuestros corazones al perdón para no dejarnos vencer del odio y la venganza que agitan la violencia, que nos sumen en un ambiente de  desconfianza y nos desaniman  en la construcción de la paz.

Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nosotros una ocasión oportuna para renovar nuestra fe y vivirla en comunidad.

 

Amén. (Se reza tres veces Gloria al Padre)

Lema

Reconocer la historia es el inicio de la verdadera paz y armonía

Reflexión

¡Qué cosas! Desde pequeñito mamá me obligaba a tomar el desayuno antes de ir a la escuela. Me obligaba a ordenar mis cosas y a no dejarlas regadas por toda la casa. Me cansaba con sus sugerencias. Me hacía rezar con ella el Rosario y los domingos me hacía levantar temprano para ir a la Misa. Siempre tenía que decirle para dónde iba y me preguntaba quiénes eran mis amigos.  Me llamaba por el celular para saber cómo estaba y cuando iba a una fiesta, no me permitía llegar muy tarde a casa.

Fui creciendo hasta que después de terminados mis estudios universitarios me enamoré y formé una familia. Ahora, a través de los años le agradezco a Dios por la “mamá cansona” que tuve, porque de ella aprendí a ser padre y a vivir en armonía con mi familia.

Conferencia Episcopal de Colombia

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